Érase una vez una niña llamada Sara que tenía diez años.
Un día, a la niña se le apareció un niño rubio, alto y de su misma edad, que era un espíritu llamado Rick. Los dos crecieron en una granja como hermanos, porque Sara siempre estaba sola y no tenía amigos, sólo a su madre.
Cuando Sara presentaba Rick a alguien, nadie lo veía y pensaban que ella estaba loca. Un día vino un señor mayor con una larga barba a la granja donde vivía Sara y llevaba con él un caballo y una yegua; a la niña le pareció raro aquellos dos caballos, así que fue a espiar a la cuadra.
El hombre estaba hablando con la madre de la niña:
-He venido a adoptar a su hija Sara; no se preocupe, adonde la llevo, tendrá de todo.
La madre pensó en su situación de absoluta pobreza y creyó que le vendría bien a su hija:
-Vale, con tal de que tenga de todo... puede irse con ella.-dijo en un tono sombrío.
Sara se montó en la yegua y acompañó al señor hasta que llegaron a una Torre que se encontraba en medio de un bosque.
-Sara-dijo el señor.
-¿Qué?
-Bienvenida a la Torre de la Magia.
-¿Torre de la Magia?
-Sí, aquí aprenderás todo lo referente a esta ciencia.
Sara, sorprendida, decidió quedarse en aquella torre enigmática.
Tras pasar diez años, Sara había aprendido magia en casi todos sus grados. Una noche, Sara divisó una luz blanca en el bosque que se movía de forma extraña.
-¿Rick? Mañana vienes a investigar-le dijo a su espíritu.
-Vale-dijo él. Siempre le hacía caso a Sara.
Al día siguiente, salieron a investigar y esperaron debajo de un árbol hasta que apareciera de nuevo. Al cabo de unas horas y cuando Sara se estaba quedando adormilada, regresó la luz. Pero no era una luz; era un magnífico unicornio que brillaba.
Sara y Rick se quedaron sorprendidos ante aquella imagen y decidieron seguirlo. El unicornio brillante les condujo hacia una cueva.
Al darse la vuelta, el unicornio los miró fijamente y éste se convirtió, por arte de magia, en un colgante misterioso con un zafiro brillante. Sara, extrañada ante lo que vio, a pesar de haber visto cosas increíbles en las clases de Magia, se lo colgó del cuello y al momento, notó una extraña energía. Como si fuera capaz de lanzar cualquier hechizo.
Desandaron el camino y regresaron a la Torre. Sara decidió decirle al maestro que estaba lista para la prueba del fuego, que era de 4º grado (La última).
El maestro le dijo:
-Vale, tu última prueba es invocar un caballo de fuego y tienes que montarte en él sin quemarte-dijo muy serio.
Sara, gracias al talismán del unicornio, invocó al caballo sin ningún problema, se montó en él ... ¡Y lo dominó!
Al realizar la prueba consiguió su último nivel.
El señor de las barbas confirmó a Sara que era la nueva dueña de la Torre y se despidió de ella. Cogió al caballo y se marchó.
Para siempre.
Sara se quedó con Rick en la Torre y vivieron para seguir creando Magia y hacer el bien en la comarca.
FIN
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